jueves, 23 de octubre de 2014

La cara oculta: Televisión

El espacio que rápidamente pierde la familia, el colegio y otro formadores, lo ganan con la misma rapidez los medios masivos de comunicación, situación que en realidad está preocupando, pues éstos últimos cumplen con las acciones legales requeridas pero poco se habla de las responsabilidades morales y socializadoras o por lo menos en Colombia.
Tiempo atrás, tener acceso a la TV, internet o celulares, entre otros, era en realidad un lujo, lujo que sólo se lo daba una minoría, hoy por hoy estamos literalmente invadidos y esta situación ha llevado a un gran desafío a quienes se preocupan por la formación en este caso de jóvenes con valores, con respeto tanto por las personas como por el medio ambiente, por la constitución de personas con criterios y personalidad ya establecida, de manera que no se toque fondo con el irrealismo que algunas series, novelas o programas nos ofrece.
Quizás los responsables de algunos medios estarán viendo sus propios intereses y en realidad les cuesta o mejor, no les importa quienes están “detrás de” o de qué manera se está afectando a un joven o niño. Hay quienes piensan que el afán de capturar, atrapar y envolver a la teleaudiencia pues es claro que la oferta es muy superior que la demanda conlleva sin duda alguna a esa inmediatez a la hora de informar y generar cultura en una sociedad.
A todo esto agréguele que la audiencia no nace, se hace, hay que conquistarla escenario que abre otros factores a su misma vez entre ellos y el más importante: La creciente espectacularidad de los programas, es decir más preocupado por entretener que informar.

En medio de modelos de amor, sexualidad, heroísmo, antagonismo y conductas nos venden el producto más caro pero más consumido en el mundo sin derecho alguno a reclamar y por el contrario a consumir hasta que ellos mismo  lo permitan.